miércoles, 12 de diciembre de 2007

Nocturnidad y alevosía

¡Joder! Se me había olvidado contaros queridos lectores, la cosa más ruin jamás acontecida en mi barrio durante mi periplo francés. ¡Han robado en mi casa! Pero no ha sido un robo cualquiera, no. Ha sido un robo rastrero y sucio. Con nocturnidad.
Resulta que me llamó mi madre un día de aquellos muy preocupada. ¡Caninuca, nos han robado! Y sí, lo habían hecho. En el tendal. En el jodido y oxidado tendal.
Además he sido el peor parado; camisetas, calcetines y mis 'cillos', esos que derrapo de vez en cuando... ¡oh dios! Es lo que más me duele. Va a restregar su sucio pene donde yo he criado a mi pequeño 'Billy'.
No acaba aquí la cosa pues, al día siguiente de madrugada, lo mismo. No penséis que en mi casa somos gilipollas. No había nada en el tendal. Pero desde hace unos diez años, pusimos una olla lechera decorativa a la entrada, de esas que pesan lo suyo. Ya no está.
Espero allá donde estés, que sufras algún tipo de lumbalgia grave por ser tan ruin de llevarte esa olla. Que la podías haber pedido, ¡que no la queríamos!
Ahora la histeria colectiva se ha apoderado de mi casa. Alarmas, minas antipersona, pitbull,... Yo sospecho de Santa Claus, el gordo, que dentro de poco viene pero como en mi casa siempre le damos largas, ¡zas!. Desde hoy duermo con un ojo abierto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario