miércoles, 22 de abril de 2009

El chocolate espeso

Entre lágrimas, aun sabiendo que con sus palabras podía herirme, escupió todo. Desconozco si en su interior buscaba una revancha o algún tipo de venganza; no hacia mi persona, de eso estoy seguro. 

Quería que hablase desde un principio, quería ese empujón al vacío, ese jarro de agua fría que se anunciaba en el cielo naranja de una noche en balde. Lo conseguí, y por una vez en mucho tiempo no me sentí estafado, al contrario; sólo pude darle las gracias.

Por fin había admitido la despedida, por fin esa verdad del hombre, esa verdad que reside en lo que calla, había hablado; por fin había conseguido permanecer en el presente, ser feliz. Algo que había olvidado.

Al desgaire me llevé un cigarro a los labios, y dejé de mirarla. En mis ojos chispeaba cierto atisbo de alegría mientras esbozaba una sonrisa neutra. Después de haberme convertido en guerra sin armisticio, de que mi plazo hubiese vencido, recuperé aquel deseo de seguir viviendo. Recuperé mi derecho al futuro.

miércoles, 8 de abril de 2009

Improvisación