martes, 24 de febrero de 2009

Resumen analítico

En las últimas semanas, tres días han marcado distintos puntos de inflexión en mis pensamientos. Son distintos porque cada punto se refiere a un tema diferente: amores, amistades y mentiras. Sin embargo, y aunque cada uno de esos temas hayan ido viniendo desde una punta diferente, inmiscibles y totalmente opuestas, al final se han mezclado en un único punto, que es mi cabeza y que está a punto de estallar.

Primero fueron los amores, que atacaron por el flanco izquierdo. Lo recuerdo bien porque no esperaba batalla alguna en algo idílico, casi esporádico, que apareció de la nada y de lo que no me arrepiento, ¿o sí? Me hago la pregunta porque pensándolo en frío, no creo que haya servido de nada, por lo menos para mí. El porqué es bien sencillo, estoy como estaba al principio pero refiriéndome al principio absoluto, en un combate de dos rondas, en el que inevitablemente voy a caer en los puntos.

Además es una lástima que posibles pretendientes te nieguen a la cara lo evidente. Qué menos que reconocer a qué te enfrentas, que se destapen los miedos y cobardías, pues amigos, la cobardía es la madre de la crueldad y, en este caso, puede terminar jodiendo amistades. Es algo forzado pero así lo enlazo con el siguiente punto.

Fueron las amistades las que atacaron por el flanco derecho y a diferencia de los amores, este ataque era anunciado, con premeditación. Algo esporádico es natural, esto fue tan artificial que las alarmas saltaron antes de entrar a la escena. Por eso, hizo mella en todos; por un paso en falso que se podía haber rectificado.

La situación, hace un año, hubiese sido diferente, nadie se conocía. Ahora se sabe de que pie cojea cada uno y los intereses que existen en cada parte. 

Es ahora cuando sé lo que gano y lo que pierdo, después de cómo se han desarrollado los acontecimientos en los últimos días: las ganas de quedar mal a lo tonto, la vergüenza ajena, las risas desmesuradas en cosas que no tenían tanta gracia, que más bien daban lástima.  

El problema es que yo me encuentro con un mando en la mano, con un enorme botón rojo en medio en el que pone 'boom'. Y si hago explotar la bomba todo se va a la mierda, como se podía haber ido hace unos meses y todo se quedó en mi cara de gilipollas, tal vez porque fui un cobarde o quizá un caballero. Lo que no estoy dispuesto a tolerar son las mentiras que ahora salen a la luz, de aquellos meses para olvidar. Que Dios nos coja confesados.

Por último y de frente, las mentiras. No me refiero a las del párrafo anterior. Éstas son las mías propias, las que como en el día de hoy han hecho girar la veleta hasta cubrir el cielo de nubes y por las que, este lunes, yo no me muevo de Santander. Algunos tenemos cargo de conciencia...


Nota: Si lo has leído y no te has dado por aludido, no te preocupes, simplemente habrás perdido cinco minutos de tu vida leyendo algo que no tiene nada que ver contigo. Lo siento, pero si pongo la nota al principio, me quedo sin lectores.

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