martes, 3 de febrero de 2009

El sitio de mi recreo (2)

Bien, ¿Por dónde iba? Creo que ya habíamos llegado a la desintegración del caseto. Pero no me quiero despedir de este, sin mencionar dos acontecimientos que para mi provocaron el principio de la ruptura. Igual suena drástico, pero si no fue así, ayudaron bastante.

El primero ocurrió una noche de verano, cuando el caseto aún conservaba alguna pared. Por si no lo había dicho, que creo que no, el caseto en sus primeros años llegó a tener techo con velux incluida, que daba acceso a la zona superior de los bloques. Fue su época dorada.

El caso es que Chuchi intentó subir por una de las paredes del caseto, con tan mala suerte que se cortó la mano con un clavo oxidado. Desde hace unos años la gente me pregunta porqué dejé de fumar porros. A veces, te llevas sustos que te obligan. Chuchi desde aquel día dejó de beber.

El segundo acontecimiento se produjo una tarde, también de verano en la que Rober, Juanín y Neich mantenían una pelea bastante cómica. El principal problema era su situación pues estaban al borde de un precipicio que había sido excavado en la montaña para colocar los bloques de ladrillos que formaban el caseto.

En el momento álgido, Neich y Juanín se quedaron enganchados a escasos centímetros de su inevitable destino, mientras pedían auxilio a Rober que, desconfiado no fue en su ayuda. Cayeron al vacío. Juanín se llevó la peor parte y aún conserva las cicatrices en la espalda.

Con todo esto y muchas más historias, nos dimos cuenta de que el caseto era un lugar peligroso, en ruinas o que simplemente pasó de moda. Decir que también nos sirvió de escenario en las 'guerras' de pistolas de balines en las que nos cosíamos a tiros. Era un lugar hecho para disfrutar, apartado del mundanal ruido y con unas vistas inmejorables.


*Nota: Me he visto obligado a subir al caseto a sacar unas fotos porque inexplicablemente es algo que nos falta de este lugar...

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