miércoles, 6 de enero de 2010

Opus 1

Alicia despertó de su maravillosa travesía porque unos labios, cubiertos por un fino bigote, rozaron tenuemente los suyos:
-¡El conejo! -gritó alarmada.
El aludido miró a uno y otro lado del prado y como no vio a nadie en las inmediaciones, susurró con picardía:
-Si quieres conocer el verdadero país de las maravillas, te invito a mi apartamento, preciosa... ¿Vienes...?
Armando José Sequera

No hay comentarios:

Publicar un comentario