lunes, 17 de noviembre de 2008

Un clavo saca otro clavo

En buena hora se me ocurrió preguntarle a mi madre si era posible que yo padeciese trastorno bipolar. Fue hace unas semanas y desde entonces, cuando llego a casa, una ráfaga de preguntas me atraviesa cuerpo y alma para acabar llegando a la misma conclusión: déjame en paz!
Sé que no son preguntas que se deban hacer a una madre, por no preocuparle, pero después de que aquél día me preguntara tres veces seguidas ¿Qué te pasa? ¿Qué te pasa? ¿Qué te pasa? Me vi obligado.
Podía haberle respondido con un: Lo que me pasa madre, es que te quiero demasiado (sin duda forzado); o con un: Me acabo de tirar tal pedo, que mi calzoncillo parece una chicane llena de derrapes (quizá la respuesta más acertada, pero aquél día era imposible fingir). Así que le hice la dichosa pregunta.
Mi madre se puso filosófica. Me recordó que tenía de todo, que no me faltaba nada. Y ya sabéis cómo son las madres. Me diagnosticó mi problema en dos minutos: "A ti lo que te pasa es que eres muy reservado, que te comes los problemas tú solo. Tienes amigos, habla con ellos. Tienes a tu padre, habla con él. Tienes a tu hermana, habla con ella; y me tienes a mi". Después me dijo que la vida es un tropiezo tras otro hasta que te das cuenta de que odias a Flanders (vale, ésto no fue exactamente así, pero más o menos vino a decir lo mismo).
Y entonces lo comprendí. Comprendí que si Juanín no hubiese aparecido hace años gritando ¡Kiko hazte un porro! mientras a los demás nos registraba la secreta, nos faltaría algo. Si Rober hubiese agarrado a Nacho cuando cayó por aquella ladera, no sería lo mismo, no tendríamos marcas de guerra. Comprendí porqué Teo robó aquella toalla.
Después de tantos años, tantos delitos, me sigo acordando del primer petardo que tiré con Brayda. De cuando Chuchi daba puñetazos en los recreativos y hacía más puntuación que un jambo de treinta tacos. De Gorra y su humor inteligente. De Lalo y sus aplausos de autoconfianza. De Manu y su risa nerviosa cuando subíamos de tramo a Pesaguero. De Arango cantando 'Nada de nadie'...
Comprendí que Rober, aquél día folló por todos y que, seguramente todos nos sentimos más orgullosos que él. Que Ion detrás de su derecha también tiene corazón, que Pedro algún día cuando yo sea cantautor me hará los solos de guitarra. Las risas con Carlinhos, los viajes con Arteche, los partidos en la Verde y sus barbacoas... (venga Salci, una más, por favor). Y tantas otras historias que no puedo abarcar en unas líneas. Y todos los amigos que no olvido. Joder, me fumaba un porro ahora mismo.
Por eso mi madre dio en el clavo y comprendí que ese clavo se saca con otro...

No hay comentarios:

Publicar un comentario