jueves, 28 de agosto de 2008

Diario de tres mochilas (3ª parte)

Día 11 (Belgrado):

Canicuca: Srbija apesta. No ha cambiado mucho en el último año. Solo espero que no se superen aquellos 45º que casi me desintegran. Ahora iremos a la estación a por el mapa de esta asquerosa ciudad, luego visitaremos las cuatro cosas que tiene.Ya hemos visto una de ellas: dos edificios que fueron bombardeados en 1999 por la OTAN y que han dejado allí en pie para dar pena.
Gorra: Belgrado sigue como lo recordaba el Maese, un calor de la hostia (estimamos que sobre los 40ºC en su punto álgido), y un total de cero cosas que ver. Lo que nos ha salvado la mañana ha sido una siesta de más de dos horas en un parque de aquí, a la sombra, por supuesto. Y ahora, va el cerdo de Braulord y se quita los calcetines, dándonos un recital de olores nauseabundos.
Entre Javi y yo estamos trazando un plan para engañar a algunas de aquí con llevarles a la bella España, pero no se que tal saldrá. Deseadnos suerte.
Beograd apesta. De la que íbamos por el camino de la costa(el Cazoña de aquí), no nos ha sido difícil darnos cuenta de que debe ser una de las ciudades con más polución de Uropa (así llamamos a Europa).
Canicuca: Cómo chupa el polo la rubia de la derecha. Se acaba de encender un cigarro de esos kilométricos.
Cambiando de tema, Braulord para mi a partir de ahora se llamará Emdbrau, como la cerveza rancia y como el olor de sus pies.
Gorra: Ya no huelo a Sanex.
Emdbrau: ¿Serbia?
En fin, este chaval esta sordo y es un poquitín idioten.
Qué buenas están aquí las tías también. Entre un 7 y un 8 en cuanto a la media de Uropa. Y ahora, a hacer tiempo hasta que salga el tren hacia Ljubljana, a las 22:15. Hace 31º a las 18:59. Qué asco de día.
Creo que el año que viene en vez de venirme de interrail, me iré a Kenia a cazar. O no...


Día 12 Ljubljana:

Canicuca: No hemos escrito nada, esto lo hago por rellenar: Llegamos a Ljubljana después de que nos despertaran seis veces durante el trayecto del tren.
Visitamos el castillo, lo único que tiene la ciudad. Eso sí, reservamos en el mejor hostal, el que está pegado al barrio bohemio.
No me acuerdo de más.


Día 13 (Ljubljana):

Canicuca: Resaca.
Gorra: Y vaya hostal. Una antigua prisión remodelada rollo bohemio con musiquilla de ambiente de fondo, su "sala de la paz", sus habitaciones con rejas...
El barrio, muy guapo, con cuatro o cinco bares, pero las paredes de las calles decoradas con 'estilasso'.
Lo gracioso es cómo nos encontramos con los compadres españoles que hemos ido viendo por Europa: Oswiecim, Viena, y ahora Ljubljana. y para colmo uno estudia en Santander y otro era amigo de un colega de Braulord.
Ya no es que Santander sea un pañuelo, sino que España también. Ahora descansamos enfrente del hostal haciendo tiempo para nuestro próximo destino, Zagreb-Split-Dubrovnik.
Canicuca: ¿Piscancji es picante? No, me acaban de chapar diciéndome que es pollo o cordero. Así que nada, con lo que me había costado escribirlo...
Hemos dado una vueltecilla por la ciudad y nos hemos dado cuenta de que ésto tiene su encanto. Sus terracitas, sus placitas, sus cantinas mejicanas... ¡Ándale, aquí llegó su domador!
Ahora toca comer; el Gorra se está comiendo su enésimo Kebap y, a raíz de ésto, nos hemos preguntado que significara Doner Kebap. Seguramente sea pollo al chilindrón o lubina a la plancha.
Emdbrau y yo tiraremos de McDonals, de esas hamburguesas de un euro y con la dependienta cachonda de ojos turco-otomanos. La mujer de mi vida.
Plin! Retraso de 45 minutos (de momento), llevamos todo el día tiradísimos. Quiero morirme.
Gorra: Yo me estoy durmiendo, el retraso sigue y esto está petado, sobre 60 personas esperando.
Si alguna vez me voy de Erasmus, sin duda mi primer destino sería Ljubljana: hembras, kebaps a 2'5 €, tranquila, discotecas no reñidas con lo bohemio... aunque he de reconocer que el nivel de jamelgas ha descendido exponencialmente.


Día 14, 15 & 16 (Dubrovnik):

Gorra: Interminable trayecto Ljubljana-Zagreb-Split-Dubrovnik, un total de 3+9+6 horas, las últimas en un autobús de 1960 sin aire acondicionado y la puerta abierta para refrigerarnos. Odisea.
Un vez en Dubrovnik, el hostal, el peor de calle, sin TV, sin cocina, sin internet,... pero ¡con gente! Lo gracioso son dos alemanas de 18-19 años que hablan español perfecto, mejor que nosotros y todavía dicen que quieren perfeccionar. Están buenas y Braulio quiere hacerse a una; las apuestas están 10 a 1 a que no, pero algunos confiamos en él.
También hay dos españoles y un australiano que sin duda merece el título de playmaker. Con sus 30 añazos y tres meses por Europa.
Hemos juntado estos días porque básicamente son/han sido/fueron/habían sido (a gusto del lector) iguales. Playa, beber y salir.
Hay que ver las jamelgas que hay por aquí, nos quedamos sin duda con un número 1 que era una gogó de un bar de la ciudad vieja, gracias a Dios tenemos fotos, aunque tenía pinta de ser la más puta de la ciudad.
Raro, el cambio del agua: ayer sobre 25º o más y hoy está congelada. Ésta noche marchamos en ferry a Bari, Brauer está deprimido porque su alemana le dio calabazas, Javi está con un conato de diarrea y mientras ellos duermen la siesta, solo quedo yo para salvar el mundo, el último gran héroe.
Canicuca: Pequeño resumen de Dubrovnik. Pues bien, hoy retomo el diario después de dos o tres días. No he tenido tiempo de escribir porque he estado ocupado haciendo absolutamente nada.
Dubrovnik seguro que será un buen recuerdo en nuestras memorias. Cuando llegamos y vimos aquel desfile de yates, el único que se corría de gozo era Emdbrau. A mi no me gustaba aquel pijerío en el que habíamos reservado dos noches. Pero nada de eso; vimos gente con dinero la justa. Según Braulio es porque no salen de sus maravillosos yates. Bien por ellos.
Como ya dijo el Gorra el hostal tenía gente. Me quedo también con el australiano de ascendencia italiana (y rasgos físicos). Cuánta labia tenía el susodicho.
También estaba allí presente un andorrano-valenciano-checo con sus tatuajes, que luchaba por el primer puesto en el ranking de playmaker, pero no se comía nada. De todas formas el chaval era simpático.
En el tema de las mujeres, Brauer no tuvo suerte con aquella alemana que por cierto estaba muy buena. La noche en Dubrovnik, para estar tan de moda no era muy espectacular, aunque supimos aprovecharla.
Me quedo con el segundo día cuando Braulio y yo nos quedamos en "Fuego" a quemar la última traca. Era una discoteca en la que por desgracia había mayoría de 10 sobre 1 en cuestión de hombres-mujeres.
Para rematar el pedo que nos habíamos cogido, nos bañamos en bolas en el Adriático viendo amanecer. Todo un lujo para mis bolingas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario