domingo, 7 de septiembre de 2008

Rarezas del destino

Todo empezó el jueves cuando aparecimos en el Woodstock para ver un concierto de 'Phil Grijuela' y, resulta que coincidía con el cumpleaños de un personaje que frecuenta el bar. El chaval en cuestión, iba repartiendo antifaces y gorros a todo el mundo (ésto se sale un poco de lo habitual, porque aunque conocía al 90% del bar, había gente que flipaba al hacernos partícipes a todos de su fiesta).
Pero bueno, ésto no es lo más hardcore. De repente, va el tío y cuelga unas piñatas (una de ellas encima de mi), las rompe él solo en pleno éxtasis de felicidad y todo el bar volvió por unos momentos a la infancia. Había artilugios que ni recordaba y que no han cambiado nada...
Para más inri, dentro de los globos (sin hinchar), había metido porros ya rulados. Sin duda el momento de la noche. Imaginad el resto...



Ya el viernes, me di cuenta a las 4 de la mañana (del sábado) de que no me podía presentar al examen que tenía por la mañana. Sí, soy un verdadero hijo de puta. Así que bebí. Imaginad el resto...

Y el sábado, nos dedicamos a ir a los bares más turbios de Santander. No te digo a uno ni a dos, a todos. Y os voy a decir una cosa, cuando encienden las luces de esos bares, te das cuenta verdaderamente de la suerte que tienes en la vida... Creo que la frase más repetida en la noche de ayer ha sido eso: Qué gente más rara... Imaginad el resto...


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